"Una de las cosas más importantes que puede decirse sobre las emociones es que todo el mundo dice que sabe lo que son hasta que se les pide definirlas".
– Joseph LeDoux (1996)
Podemos definir las emociones como una experiencia interna que es provocada por cambios en nuestro entorno o en nuestro mundo interno. Aunque hay muchas emociones, solo existen 6 emociones que todos sentimos sin importar nuestra cultura o nuestras experiencias particulares. A estas emociones se les llama emociones básicas y son las siguientes: ira, miedo, asco, sorpresa, alegría y tristeza. Al ver estas emociones resulta llamativo que haya más emociones negativas que positivas. Esto tiene que ver con el hecho de que las emociones negativas frecuentemente nos ayudan a sobrevivir. Las emociones nos ayudan a integrar rápidamente información sobre nosotros y nuestro entorno. Por ejemplo, si vemos un león suelto en una sabana, la mayoría de personas no vamos a pensar racionalmente, sino que inmediatamente sentiremos miedo. Este miedo hará que demos una respuesta rápida para poder sobrevivir. Actualmente, casi nunca estamos en contacto con este tipo de situaciones. Sin embargo, nuestro sistema emocional sigue funcionando de la misma forma. ¿Te has sentido muy nervioso o enfadado en una conversación sin saber el motivo? Este es un ejemplo de cómo nuestras emociones son más rápidas que nuestros pensamientos. Nuestras emociones son indicadores de que algo es importante para nosotros.
Sentir una emoción positiva es muy agradable. Sin embargo, a veces resulta difícil lidiar con las emociones negativas. En general hay 3 formas de reaccionar:
1) Evitar las emociones negativas
En este caso la persona no quiere sentir sus emociones negativas. Estas personas se pueden sentir incómodos o débiles al experimentar sus emociones negativas. Ellos también pueden pensar que estas emociones los distraen de sus objetivos. Las personas que evitan sus emociones negativas pueden dar la impresión de que lo tienen todo bajo control y que nada les afecta. Sin embargo, su problema radica en que no llegan a conocer la causa de sus emociones negativas. Esto hace que no actúen para solucionar lo que les hace sentirse mal y finalmente se ven envueltos en el mismo conflicto una y otra vez.
Por ejemplo:
Imagínate que te peleas con un amigo. Si eres de las personas que evitan sus emociones probablemente intentarás no hablar al respecto y evitarás pensar en ello. A corto plazo, tal vez te sentirás mejor al hacer esto. Sin embargo, al evitar abordar el problema, tanto tu amigo como tú no sabrán qué es lo que os molestó del otro y qué necesitabais realmente. Por ello, hay una alta probabilidad de que os veáis envueltos en el mismo conflicto en el futuro.
2) Sumergirse en las emociones negativas
En este caso la persona se centra fuertemente en sus emociones negativas. Estas personas quieren controlar sus emociones negativas y por eso piensan constantemente en ellas. El problema está en que tratar de controlar las emociones genera una fuerte sensación de falta de control. Estas personas se preguntan frecuentemente: ¿Por qué no lo vi venir?, ¿Por qué reacciono siempre de esta forma?, ¿Por qué no puedo manejar la situación?.
Por ejemplo:
Imagínate que te peleas con un amigo. Puedes estar pensando constantemente en esta pelea: qué hice mal, por qué hizo él eso, por qué dije eso, por qué me dijo eso, no me gustó la manera en que me vio, el tono…Como puedes ver te ves envuelto en una cascada de pensamientos que nunca termina y solo hace que te sientas mal.
3) Aceptar nuestras emociones negativas
Otra opción es aceptar nuestras emociones negativas, sabiendo que las emociones son temporales. Estas personas están abiertas a escuchar sus emociones negativas con cariño y respeto hacia sí mismos. Ellos intentan reflexionar qué ha provocado estas emociones para conocerse y encontrar una solución que les pueda ayudar a sentirse mejor.
Por ejemplo:
Imagínate que te peleas con un amigo. Aceptar tus emociones negativas significa que no vas a luchar contra las emociones que puedas sentir en ese momento. Por el contrario, intentas escuchar tus emociones con curiosidad y cariño. Después de hacer esto puede ser que todo se vea más claro y estés listo para hablar con tu amigo sobre tus emociones y sus emociones.
Todo el mundo experimenta, casi diariamente, emociones negativas. Esto es lo que conlleva estar vivo y ser un ser humano. Tu fortaleza puede estar en cómo reaccionas ante tus emociones. En terapia trabajamos en la tercera forma de lidiar con las emociones negativas: la aceptación. La aceptación es a menudo el primer paso para aliviar nuestros problemas y estar más satisfechos con nosotros mismos y nuestro entorno.
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